El papel del periodismo en el ‘caso Kubo’

El Madrid decidió ceder a Kubo al Villarreal el pasado verano. Una operación en la que estuvieron de acuerdo las tres partes (Villarreal, Madrid y jugador), y que incluso incluyó una cantidad económica para el Madrid a cambio de que el japonés jugase un año en el Submarino.

Lo que parece no haber en aquel acuerdo era una cláusula liberatoria en caso que el jugador no tuviese los minutos esperados. No había que ser muy avispado para prever que al asiático le costaría entrar en las alineaciones de Emery, y la realidad ha demostrado que en estos primeros partidos su papel es residual.

Esta situación ha despertado el nerviosismo y la impaciencia en el Madrid y su entorno, que quieren protagonismo para su jugador. El Madrid quiere decidir las alineaciones del Villarreal, iniciando un ejercicio de presión bochornoso a través de su aparato mediático y amenazando con recuperar al jugador antes de hora si no aumenta su protagonismo.

Una postura que no beneficia en nada al propio jugador, que necesita tranquilidad para ganarse el puesto como ya hizo en el Mallorca. Ponerle en el foco no ayuda a nada, ni tampoco elevar a los altares cuando haga un buen partido como ocurrió en el duelo europeo. Lo que el Madrid no entiende es que al japonés también le puede venir bien esta realidad, en la que deberá mejorar en otros aspectos que no son los naturales de su juego para contar con oportunidades.

Se ve más preocupado al Madrid que al propio Kubo, y la campaña de presión que se inició hace unas semanas es injustificable y en Villarreal no estarán muy contentos con ella. No hay que ceder por ceder, sino que antes hay que anticiparse a posibles escenarios y el actual era uno más que presumible. Sin embargo, sigo pensando que Kubo se hará con un sitio en el once tarde o temprano, pero lo hará por méritos propios y no por imposiciones ajenas.