El Real Madrid va a tener un verano ajetreado. El club blanco ha firmado una de sus peores temporadas en los últimos años. Incluso, el madridismo ha acusado la falta de gol tras la marcha de Cristiano Ronaldo. Karim Benzema ha respondido, sin embargo. Ha anotado 29 goles y repartido 10 asistencias entre las tres principales competiciones. El que estaba llamado a suceder a Ronaldo, Gareth Bale, no ha aparecido en toda la temporada. Es, de largo, la peor campaña del galés desde que fichó por el Real Madrid. Lejos quedan ya los goles en Lisboa y final de Copa del Rey de 2014. Sus lanzamientos de falta y potentes remates.
La directiva blanca busca refuerzos para un esquema que parece inamovible. Lopetegui, Solari y Zidane apostaron por el mismo dibujo en todo momento: 4-3-3. Varios mediapuntas han sonado en las últimas semanas para reforzar el proyecto blanco. Desde Eriksen a Lo Celso, pasando por Van de Beek. Ninguno de estos tres jugadores tiene carácter defensivo. No destacan por su implicación en la labor defensiva. El fichaje de cualquier enganche puede ser contraproducente para el Real Madrid. Correr hacia campo propio no es una labor propia de jugadores acostumbrados a participar en la producción goleadora. Solo un cambio de sistema puede solucionar el problema. Un rombo cerrado con tres mediocentros que protejan la labor del mediapunta.